la luz de una depresion


La luz del crepúsculo se va escapando de mis ojos como haciendo una despedida sin retorno.

Pienso que nada volverá a ser como antes. Como cada día que se va yendo sin mirar atrás, pienso en las cosas que se han perdido en mi vida, en mi interior que ya no regresaran.

Pienso que el silencio es la eterna compañía que queda en aquel paraje, aquel espacio que ha dejado el hoy y el pasado que ya no volverá.

Recuerdo el último aliento y el último adiós que ella me dio. Aquella mirada que parece que mata de a pocos y aun el poco o la débil alegría que de alguna manera  me da aun vida en las cosas pequeñas y sencillas.

Hoy he conversado con algunas personas que siguen su vida y sus sueños. Aquellas cosas de las que  a veces ya no quiero hablar porque  estoy en el espacio en que el pasado se va perdiendo a lo lejos y aun no veo lo que vendrá en el mañana.

La depresión es como un insecto gigante he invisible que carcome disimuladamente mi adentros, casi sin apariencia y mina  aquellas pocas buenas que fluyen en mi.

Estoy preso en un cubo oscuro de una realidad que  aun de alguna manera hay pequeños y fugaces  destellos de luz, en fin.

Las personas pasan por mi lado y contemplo que  soy una parte de un todo, una imagen  entre el millón. No espero que ocurra un milagro, ya que aun mis ojos no están prestos para observar las cosas para  darme cuenta.

Solo camino y sigo respirando como si algo en mi espalda estuviera dándome el oxigeno de a pocos tratando de hacerlo largo y lento el que se acabe  los motivos y la mecánica de seguir viviendo.

Por hoy basta estas palabras, por hoy el cansancio de vivir no se ha terminando, aun tengo un rato mas por respirar y en el cielo algunas estrellas brillan aunque probablemente para mañana ya no los quiera observar.

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